La consejera de Acción Exterior y Gobierno Abierto, Victoria Alsina, ha reiterado este miércoles en el Parlament el apoyo de la Generalitat a las sanciones de la Unión Europea (UE) contra Rusia tras la invasión de hace dos semanas. "Todos somos Ucrania", ha señalado Alsina pese a los contactos entre el independentismo y Rusia para facilitar la independencia de Catalunya.
Alsina ha defendido que "ante un talante autoritario de Putin que niega a Ucrania el derecho a existir, hay millones de personas que están actuando con resiliencia admirable. Todos somos Ucrania". También ha dicho que el Govern apuesta por "la diplomacia, el multilateralismo, las sanciones, por el hecho de que la UE se abra a la posibilidad de sumar a Ucrania, y por el no a la guerra entendido como un no a la guerra de Putin. hacemos con mentalidad de Estado, sin sobreactuar".
El Govern se ha posicionado así junto a Ucrania pese a que el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, se declaró "amigo" de Moscú en 2019 y envió a su hombre de confianza, Josep Lluís Alay, para pedir ayuda por la independencia en el Kremlin. The New York Times, en un reportaje, señaló que Alay se reunió en Moscú con funcionarios rusos, exagentes de inteligencia y el nieto de un espía del KGB con el objetivo de "garantizar la ayuda rusa".
El propio Alay admitió el viaje a Rusia para hablar de temas relacionados con "la creación de un Estado independiente en un futuro" y remarcó que esto "no es ningún delito". También aseguró que "los contactos con Rusia eran principalmente con medios de comunicación".
Alay, de hecho, también tiene una estrecha relación con Edvard Chesnokov, subdirector de Internacional del Komsomolskaya Pravda, un periódico de gran tirón afín al Kremlin que visitó en 2019 llegando a fotografiarse en su redacción junto a una fotografía representa gráficamente de Putin.
La mano derecha de Puigdemont, según la inteligencia europea, también se habría reunido en sus viajes con Yeuvgueni Primakov, nieto de un agente del KGB y al que Putin designó director de una agencia cultural que serviría de tapadera para a operaciones secretas. Y habría contactado con Andrei Bezrukov, espía ruso que estuvo infiltrado junto a su esposa Yelena Vavilova en EE.UU.