El periodista Albert Soler (Girona, 1963) confiesa en el libro “Por qué deje de ser nacionalista” (Libros Libres) que, de joven, militó en Esquerra Republicana.
El columnista del Diari de Girona explica que “tendría yo dieciocho años” y que “me decidí afiliarme a ERC” porque la secretaria que tramitaba las altas era “una rubia despampanante” y a esa edad “las ansias sexuales no te dejan vivir”.
“Le di mis datos, firmé donde me señaló que lo hiciera, y a pesar de ios intentos no conseguí nada de la rubia”, explica. Sin embargo, no descarta que siga constando en los archivos del partido a pesar de nunca pagó la cuota correspondiente.
De hecho, revela también que un día cubría como periodista un acto electoral para las municipales y, al terminar, se le acercó el alcaldable de ERC para decirle que “ya sé que eres de los nuestros”.
Soler, que publica en enero "Un botifler en la Villa y Corte" (Península), afirma que por otra parte que “no soporto a los imbéciles”, y que “son puro populismo”. “Pero incluso en el populismo hay clases. Los líderes del procés en Cataluña son populistas, sí, pero sobre todo son imbéciles”, insiste.
A ello hay que añadir, en su opinión, “la cobardía. “Raro es que un movimiento de imbéciles consiga su propósito, raro es que lo consiga un atado de cobardes, pero es del todo imposible que lo consiga que es a la vez imbécil y cobarde”.