La insistencia de Pere Aragonès de pactar los Presupuestos sólo con la CUP ha puesto al Govern en un callejón sin salida. Los cupaires, conscientes de que no tenían competencia, han subido el listón: no al aeropuerto, no al Hard Rock café, no a los Juegos de Invierno.
La voluntad de Aragonès de llegar a acuerdos con los antisistema tiene, sin embargo, un motivo estrictamente táctico: mantener la equidistancia después de que, en Madrid, pactaran los Presupuestos del Estado con el PSOE por unos resultados relativamente escasos para un partido independentista: las cuotas de catalán en Netflix.
Además, el presidente de la Generalitat ha rechazado todas las ofertas de Salvador Illa para pactar los Presupuestos del próximo año. El hecho de no hacerlo con tanta rotundidad, aunque su socio preferente fuera la CUP, ha dado argumentos también a los cupaires.
La portavoz del Gobierno, Patrícia Plaja, en la rueda posterior a la reunión del Consell Executiu no ha dado más argumentos más allá de que "se necesitan presupuestos" o que son, en su opinión, "los Presupuestos de la transformación". Varios periodistas han insistido en si pensaban abrir ahora negociaciones con el PSC o se planteaban otras opciones.