El resultado electoral del 14-F demuestra que Cataluña tiene difícil arreglo.
Los socialistas han ganado por primera vez unas elecciones autonómicas desde el 2003 y recuperan la primera plaza pero difícilmente podrá conformar una alternativa de gobierno con ERC y los Comunes (8). Los republicanos han dejado claro desde el principio su negativa a reeditar un tripartito.
Los independentistas, por su parte, han visto un cambio de hegemonía de JxCat a Esquerra -aunque sólo por un escaño- pero dependerán de la CUP para gobernar, que previsiblemente les pondrá difícil la tarea. Además, está por ver si con sólo 1,3 millón de votos de un censo electoral de 5,6 vuelven a intentar una DUI u optan por una vía posibilista que permita la salida de los presos.
La irrupción de Vox supone, por otra parte, el tercer factor importante porque ha casi barrido a Ciudadanos y PP y ha pasado de golpe a cuarta fuerza política. Vox hará además una oposición muy dura. El clima en el Parlament -con Vox y la CUP- separados sólo por un pasillo alcanzará probablemente cotas jamás vistas hasta ahora.