No sé si fue por recomendación de Manuel Trallero -yo sigo sus recomendaciones al pie de la letra y sobre todo su programa La Biblioteca de Trallero en YouTube- que cayó en mis manos “Leviatán en Cataluña (1931-1939). La lucha por la administración de la Generalitat republicana”. Con este título tenía todos los ingredientes de ser un buen libro. No sólo escrito a contracorriente sino que finalmente fue una editorial de Sevilla (Espuela de plata) la que lo publicó.
No me equivoqué en el diagnóstico: el ensayo narra la lucha de poder en la Generalitat que es, en buena medida, también una lucha por colocar a los de los partidos.Y, lamentablemente, con toda probabilidad también es extensible a la Generalitat actual.
El libro, en efecto, explica que “según los parlamentarios regionalistas, los puestos de trabajo de la Generalitat se proveían por afinidades políticas o para recompensar favores” (pág. 84) y que, en buena parte, los cuadros de la Generalitat Republicana se nutrió de “seguidores, simpatizantes y fieles”, es decir, “los nuestros (els nostres)” (pág. 88).
No en vano se nutrió de comerciantes y botiguers “procedentes del sector servicios”, que era el electorado natural de ERC. De hecho describe también que los maestros de la Generalitat percibían 7.000 pesetas más al año (página 108).
También expone que “de siempre, el catalanismo había resaltado la fuerza moral de Cataluña respecto al resto de España en el terreno cultural: la cívica y letrada Cataluña frente a la bárbara y analfabeta España” (pág. 210)
Termina explicando que Francesc Macià acabó teniendo problemas con los sectores más radicales de ERC decepcionados “por la evolución autonomista y pactista” del entonces presidente de la Generalitat. Por cierto, uno de los represaliados tras el 6 de octubre fue Carles Sentís, que fue destituido de su plaza de funcionario, posteriormente “intelectual franquista” (pág. 99), hombre de confianza de Tarradellas y dirigente de la UCD en Catalunya. Y, en efecto, Josep Dencàs acabó huyendo “por las cloacas de la ciudad”.
O sea que hace unos días me encaminé a la UAB para entrevistar a David Martínez Fiol. Para llegar a su despacho tuve que atravesar una “zona antifa”, recorrer un largo pasillo y cruzarme con un cartel de Oriol Junqueras. Como la entrevista se alargó más de la cuenta la dimos por capítulos. Ahora pueden disfrutarla entera./ Una reseña de Xavier Rius.