El presidente de la Generalitat, Quim Torra, está a punto de caer como una fruta madura si el Tribunal Supremo acaba por confirmar su inhabilitación. La portavoz del Govern, Meritxell Budó, denunció la "represión" y apeló a la "solidaridad antirrepresiva" del Parlamento en su rueda de prensa del martes, pero a la hora de la verdad JxCat y ERC descartan cualquier desobediencia.
La propuesta de resolución pactada entre ambos grupos, en efecto, está llena de expresiones como "condena la represión", "rechaza el enjuiciamiento", "reivindica la voluntad soberana", "constata", "lamenta" y "manifiesta la desproporción ", pero no va más allá.
El primer punto, por ejemplo, "condena la represión reiterada contra los tres últimos presidentes de la Generalitat" y el segundo el mismo contra los cargos electos "que han defendido el ejercicio del derecho a la autodeterminación de Cataluña" en alusión al 1-O, pero todo hace indicar que aceptarán la sentencia del Supremo. Tampoco plantea, al menos, públicamente ningún acto de soberanía o de desobediencia.
El último insiste en la vía democrática y destaca que "renueva su compromiso con la ciudadanía de Cataluña y con su voluntad mayoritaria para alcanzar democráticamente la independencia, como única manera de proteger las instituciones y el bienestar social y económico del país ".