La elección este martes en París de la búlgara Irina Bokova como nueva directora de la Unesco frente al favorito, el egipcio Faruq Hosni, ha puesto en evidencia la debilidad diplomática de la Unión por el Mediterráneo que apostaba por este segundo candidato pero ha visto cómo se formaba una coalición en su contra dentro de la Unión Europea. El Consejo Ejecutivo escogió, en una quinta y última votación, a Bokova por 31 votos a 27 después de que a la votación de lunes se hubiera llegado a empate a 29. Dos países miembros del Consejo Ejecutivo cambiaron de orientación de voto el último día y frustraron las pretensiones de Hosni, ministro de Cultura egipcio desde hace 22 años y acusado de posturas antisemitas por sus detractores y censura a los opositores.
Francia, España e Italia, que integran en estos momentos el Consejo Ejecutivo, votaban por Hosni, a pesar de que el proceso se mantiene oficialmente en secreto. En cambio, Portugal o Alemania daban apoyo a otros candidatos. Uno de ellos, la comisaría austriaca de Asuntos Extranjeros de la Unión Europea, Benita Herrera-Walder, que finalmente se acabó retirando en favor de Bokova. La búlgara, de 57 años, proviene de una influyente familia comunista de su país y ha hecho carrera política y diplomática en el Partido Socialista una vez caído el muro de Berlín. Su investidura, sustituyendo al japonés Koichuro Matsuura, se producirá el 15 de octubre a la Conferencia General.