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Política · 10 de Abril de 2018. 13:27h.

Los 'locos' del Club Tocqueville

El hispanista inglés John Elliott recomienda "diálogo, flexibilidad y paciencia" para superar el proceso

Los 'locos' del Club Tocqueville

John Elliott, a la derecha, durante el debate

Al escritor Valentí Puig y algunos locos más (1) se les ha ocurrido crear un think tank en Catalunya -no confundir con chiringuito- con el nombre del autor de “La democracia en América”. La verdad es que, en la Catalunya actual, hay que estar un poco zumbado para hacer una cosa semejante. Entre los que comparan España con Turquía y los que ponen el soberanismo en el mismo saco que el nazismo parece que no hay espacio para los de la vía intermedia.

Escogieron mal día para la presentación. Tuvo lugar el pasado jueves, en la sala de actos de Fomento del Trabajo, justo minutos antes de que trascendiera que la justicia alemana dejaba libre a Puigdemont.

Empezaron a sonar los móviles y a hervir las redes sociales. La audiencia estaba entre el estado de shock y el de incredulidad: ¿qué se ha hecho del espacio judicial europeo? .

Aunque sospecho que entre los asistentes, más de 400 personas, había más del sector unionista que del sector indepe. El soberanismo todavía cree que la independencia está “al caer” y que no hace falta tender puentes ni otras zarandajas. Las cámaras de TV3 -ni a las de TVE, por cierto- ni estaban ni se las esperaba.

Com reza su carta fundacional, de lo que se trata es de romper el silencio. “Sin una genuina actuación de la sociedad civil catalana” -la auténtica- vamos hacia “un debilitamiento  colectivo” que echa a perder “las energías y la voluntad de bien común”, explican en su web.

La presentación corrió a cargo de un invitado de lujo, el hispanista inglés John Elliott, elevado a la categoría de sir por méritos propios aunque durante el coloquio, el historiador y rector de la Universidad de Lleida, Roberto Fernández, -del que tengo pendiente de leer su “Cataluña y el absolutismo borbónico” se empeñaba en llamarle John. Como si aquéllo fuera una charla de pub.

Elliott ha pasado a la historia por, entre otras, “La rebelión de los catalanes” (1965). Fue de los primeros que intentó contar lo que éramos los catalanes. Una tradición seguida luego por Vicens Vives pese a que, a la vista de los resultados prácticos, con poco éxito.

Y empezó con una frase que me apresuré a apuntar: “la mala historia alimenta la mala política” por aquello de aprender de la historia para evitar errores. La verdad es que siempre pensé que, en efecto, que la historia es un antídoto contra los excesos. Pero visto que Junqueras y el president de la ANC, Agustí Alcoberro, son historiadores ya no sé qué pensar.

Recordó que ya entonces, como ahora, “había muchas divisiones internas”, “rivalidades en ambos bandos” y la “preocupación por la corrupción” en la Diputación del General, el embrión de la Generalitat. Aquello parecía la pimera parte del proceso. La historia se repite.

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En su opinión había “un anhelo por la independencia” -España comprendía entonces la península, Flandes, las Indias e incluso Portugal- sino “negociar con el conde duque Olivares”, que había sobreestimado la capacidad económica del Principado. Ahora, como en el pasado, empezó siendo cuestión de pasta.

Los catalanes del siglo XVII -la república duró en este caso una semana- acabaron por descubrir que “los franceses podían ser tan temibles como los castellanos”.

Aquí, sir John Elliott se aventuró a dar algunos consejos para intentar salir del callejón actual: “diálogo, flexibilidad y paciencia” porque “si los dos bandos están en las trincheras será difícil” visto que “las emociones prevalecen sobre la razón”.

También recomendó la teoría de las tres c: “conocer, comparar y comprender”. Bueno, en realidad fue el rector Roberto Fernández que le atribuyó la cita y el mismo Elliott no se acuerda pero si non e vero e ben trovato.

Finalmente, el inventor casi de la historia comparada tampoco cree que Catalunya y Escocia sean casos similares. ”En Escocia se abolió el Parlamento escocés y se creó el Parlamento británico”, explicó. Fue, en cierta manera, una fusión.

De hecho el primer rey inglés tras los Tudor fue Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra. “Los escoceses -añadió sir Elliott- aceptaron un sistema de semiautonomía a cambio de entrar en el comercio británico". /Un reportaje de Xavier Rius


(1) Josep Maria Castellà | Professor de Dret Constitucional (UB)
Jordi Canal | Historiador
Ferran Toutain | Escriptor i Professor de Comunicació (URL)
Núria González | Doctoranda en Dret de la UE (Universitat d'Oxford)
Ricardo Calleja | Doctor en Dret i professor a IESE
Ana Mar Fernández | Professora titular de Ciències Polítiques (UAB)
Albert Guivernau | Economista
Ponç Puigdevall | Crític literari
Arnau Guasch | Advocat

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3 Comentarios

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#3 Rodejet, Barcelona, 10/04/2018 - 17:06

Si analitzem els darrers paràgrafs d'Elliott, considera que Anglaterra ha tractat molt millor a Escòcia que no pas Castella/Espanya a Catalunya, i els escocesos han participat molt més en la història britànica que no pas els catalans en l'espanyola i que la independència de Catalunya té molt més sentit que l'escocesa.

#2 Protágoras, bcn.España, 10/04/2018 - 16:18

El sabio, Tzvetan Todorov, en su ensayo "Los abusos de la memoria" se pregunta "Si el pasado debe regir el presente, ¿quiénes, entre judíos, cristianos y musulmanes, podrían renunciar a sus pretensiones territoriales sobre Jerusalén?". La nación democrática se fundamenta en VALORES de igualdad en libertad no en la Historia.

#1 josemiguel, El Prat de Llobregat, 10/04/2018 - 13:58

El buenismo no es la solución