El Gobierno español ha autorizado el traslado de migrantes llegados a las Islas Canarias a la Península, en concreto a Barcelona, a donde se llevarán 50 personas; a pesar de que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, lo rechazó el pasado 21 de noviembre.
Grande-Marlaska, que se reunió entonces con su homólogo marroquí, Abdelouafi Laftit, para atajar la crisis migratoria; afirmó que no se van a producir derivaciones de migrantes de Canarias a la Península para evitar que el archipiélago se convierta en la “vía de entrada irregular en Europa".
"Cuando se habla de traslado a la Península, digo, hay que luchar contra la emigración irregular y evitar que se establezcan vías de entrada irregular a Europa”, señaló Marlaska en Rabat. El ministro recalcó, amparando la decisión en la estrategia comunitaria, que “las políticas migratorias son del conjunto de la UE y no solo de España”.