La profunda división en el espacio neoconvergente se ha consumado este fin de semana con la asamblea fundacional del nuevo partido de Carles Puigdemont, que rompe definitivamente con el PDeCat y que consagra la división entre los partidarios de una vía unilateral para la consecución de la República y los pragmáticos, más partidarios de llegar a acuerdos y aparcar temporalmente la independencia. En medio de este cisma, destaca el largo y profundo silencio de una de las figuras más destacadas del PDeCat, Artur Mas.
El expresidente, que siempre se ha mostrado contrario a la división del espacio convergente en varios partidos, no se ha pronunciado sobre la escalada de tensión entre Waterloo y la cúpula del PDECat en los últimos meses, y tampoco ha hecho ningún comentario sobre la fundación del nuevo partido de Puigdemont. Mas, que ha mantenido un perfil bajo durante las negociaciones, tampoco participó en el acto fundacional de Junts por Catalunya (JxCat) que se celebró este sábado de forma telemática.
Mas tampoco se posicionó cuando Puigdemont -hace dos años- ganó la partida y logró defenestrar a Marta Pascal, una de las pocas personas en el partido que cuestionaban sus exigencias.
El expresidente tampoco se hizo de la Crida Nacional per la República, la asociación impulsada por Puigdemont y Jordi Sánchez en otoño de 2018, y tampoco asistió ni al acto fundacional en Manresa ni tampoco en el congreso de 2019 en Barcelona.