El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont avaló a través de una carta, con fecha del 2 de noviembre del 2017, a Francesc de Dalmases y Manuel Manonelles, para que le representaran en un encuentro en el Vaticano, según publica La Vanguardia.
En este encuentro se pretendía exponer cómo estaba la relación entre el gobierno de Cataluña y el gobierno de España en ese momento, durante el punto álgido del proceso. La carta fue enviada un mes después del referéndum.
La carta estaba dirigida al cardenal Angelo Becciu, en ese momento sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, número tres de la Santa Sede. El diario explica que esta carta tiene una docena de errores ortográficos y tipográficos, entre ellos Puigdemont escribió mal su segundo apellido. Convirtió a Casamajó en Casamajé.
Esta carta ha aparecido en el juicio que se sigue en Roma contra Becciu por presunta corrupción. Al expresidente de la Generalitat le mencionó en el proceso Cecilia Marogna, una supuesta asesora de inteligencia que alega haber gastado fondos de la central católica en rescatar misioneros secuestrados en África.
La Vanguardia recoge que Marogna explica que fue Piergiorgio Bassi, asesor en materia diplomática y de inteligencia de la firma PGB Group, que propuso una "videollamada entre Puigdemont y Becciu", y que fue quien le remitió la carta . "Cuando la recibí noté que la firma parecía insertada encima y no superpuesta en la carta. La imprimí para verificar mejor el aspecto y la composición y confirmé las dudas que tenía sobre la veracidad", asegura.
El diario afirma que desde el entorno de Puigdemont se niega que el expresidente del Govern sea el autor de la carta. "Ni es el autor, ni ha hecho ni ha solicitado mediación alguna con el señor Becciu, ni ha encargado nada parecido", explica una portavoz de Puigdemont.