La ex vicepresidenta del Govern, Joana Ortega, ha asegurado que “nunca nos hemos escondido detrás de los voluntarios”, aunque ha añadido que “sin ellos no hubiera sido posible el éxito del 9-N”. “No se puede entender lo que pasó si no se pone de manifestó lo que lo hizo posible: la ilusión y la gente”, ha asegurado Ortega durante su intervención antes de terminar el juicio por el 9-N.
A pesar de que Ortega ha negado haberse escudado en los voluntarios, durante la primera jornada del juicio, la ex vicepresidenta les responsabilizó de abrir los locales de participación, de utilizar los ordenadores, de recoger y contabilizar los resultados y transmitir las datos; así como de organizar las colas, recibir los datos del CTTI y gestionar los call center.
“No hubo ningún, ningún funcionario que estuviese implicado en la ejecución del 9 de noviembre. Ninguno, ningún funcionario. Lo que hubo fue un colectivo de voluntarios muy bien organizados en diferentes tareas que son los que hicieron las diferentes partes de la ejecución del proceso”, aseguró a preguntas de su abogado este lunes.
Ortega ha dicho que “estoy sentada en el banquillo por seguir un mandato democrático. Se nos juzgado por dar la voz”, ha afirmado la ex consellera, que ha aprovechado su último turno de palabra para aseverar que “dar la voz al pueblo no se ningún delito, dar la voz a la gente no es ningún acto criminal”. “El 9-N fue el que más me honrar mi condición de servidora púbica. No tengo conciencia de haber cometido delito”, ha concluido Ortega.
La ex vicepresidenta, por otra parte, ha cargado contra el Gobierno español porque “niega la capacidad de diálogo, el entendimiento y la mediación, e implementa el descrédito de la política”. “En un estado democrático dar la voz es una obligación de todo gobierno”, ha remachado. También ha proclamado que “todas las constituciones están hechas para ensanchar los derechos y libertades de los ciudadanos”.
Ortega ha explicado que “desde Prat de la Riba a Puigdemont, los anhelos de libertad del pueblo de Catalunya se han transformado en realidades parlamentarias”. “Catalunya acabará siendo lo que quieran los catalanes”, ha sentenciado.