El reparto de las ayudas para los autónomos ha puesto en entredicho, de nuevo, la figura del consejero Chakir El Homrani, ya cuestionado por su papel en la gestión de las residencias durante la primera ola del covid-19 y el teletrabajo, cuando amenazó con sanciones a las empresas que no lo pusieran en práctica.
En este caso el Departamento de Trabajo, Bienestar y Familias que encabeza prometió una ayuda directa de 2.000 euros a disposición de sólo 10.000 de los 100.000 autónomos que cumplían las condiciones. Además, el criterio era que los primeros que la pidieran serían los que se lo llevarían. En una hora se registraron más de 400.000 peticiones y se generó el lógico colapso.
Este caos generado también salpica al consejero de Políticas Digitales de la Generalitat, Jordi Puignerós, dado que la avalancha de peticiones colapsó la web donde se tenían que pedir las mismas. De hecho, desde Trabajo acusan al de Puigneró del desaguisado, pero estos alegan que propusieron cambiar el sistema para solicitar las ayudas y que El Homrani se negó.
Políticas Digitales quería que estas ayudas no se otorgaran a los primeros en llegar, sino en base a unos criterios concretos. También señalan que el reparto de estas ayudas, tal y como estaba planteada por Trabajo, era inasumible.
Hace quince días el Govern ya generó revuelo con las ayudas a la restauración y los centros de estética, cuando una incidencia técnica retrasó un día más las peticiones. Estas prestaciones dependían del departamento de Empresa y Conocimiento, que encabeza Ramon Tremosa.