El proceso ha vuelto a empezar. Tras haber defendido el “mandato democrático” referéndum del 1-O, defender que la República catalana estaba vigente -Puigdemont lo decía recientmente incluso en un tuit- y defender que sólo había que activarla, ahora el independentismo se desdice.
Incluso Jordi Cuixart, considerado por muchos el verdadero líder del proceso, se sumaba a esta tesis el fin de semana pasado en una entrevista en Nació Digital. Ahora pide un referéndum “sin adjetivos” lo que ha provocado ya numerosas críticas. Cuixart ha caído del caballo.
No es el primero. La CUP, antes del debate de polítca general, ya propuso el pasado 28 de Septiembre antes del debate de política general otro referéndum lo que provocó la ironía del líder del PP catalán, Alejandro Fernández, en el propio debate.
“Mientras superar el estupor que ha provocado ver a la CUP subirse a la rueda del hámster procesista -afirmó el pasado 29 de Septiembre-, ellos que habían repetido machaconamente que el referéndum ya se había hecho, que era el 1 de octubre, que era vinculante y que solo había que implementarlo y el que lo negara era un botifler, ahora se descuelgan diciendo que hay que hacer otro en 2025.
ERC y Junts acabaron votando una resolución en la que pedían un “referéndum acordado” con el Estado que todo el mundo sabre que no se hará. La resolución fue aceptada incluso por los sectores más radicales de Junts -los diputados Francesc de Dalmases o Salvador Vergés- para no poner en riesgo todavía más la presidencia de Laura Borràs.
Junts, en cambio, hizo dimitir a Jaume Alonso-Cuevillas de la Mesa del Parlament al advertir de los riesgos judiciales en los que podía incurrir en el caso de tramitar resoluciones fuera del ámbito competencial del Parlament o de la Constitución.
- Bizum: 600.43.49.84
- Patreon: https://www.patreon.com/xriusenoticies
- Tienda online: https://xavierrius.myspreadshop.es/