El conseller de Educación, Ernest Maragall, ha cuestionado la viabilidad futura del tripartito, provocando una auténtica tempestad política al asegurar que Catalunya está "fatigada" de esta fórmula de gobierno y que no cree que los tres partidos sumen los escaños suficientes en las próximas elecciones.
Estas declaraciones han caído como una bomba en el PSC, porque el conseller ha sido muy rotundo al expresar su convencimiento de que Catalunya "no apoyará nuevos experimentos ni artefactos inestables o pretendidamente inestables", y ha lamentado que se esté produciendo una "mayor fragmentación", en lugar de "un retorno inteligente a las grandes fuerzas".
La sensación de que el tripartito que gobierna Catalunya se está desmoronando políticamente se ha incrementado ante el tono de las escasas reacciones que han provocado estas polémicas declaraciones de Ernest Maragall.
El coordinador de diputados y senadores del PSC en Madrid, Francesc Vallès, se ha limitado a decir que "ahora no toca" hablar de esta cuestión, que el equilibrio de fuerzas "lo decidirán los ciudadanos en su momento" y que a la legislatura "aún le quedan al menos diez meses, con muchas cosas por hacer y buenas". "Nosotros", ha concluido, "seguimos trabajando con el presidente Montilla al frente".
Esta contestación es especialmente débil si se tiene en cuenta que Maragall también ha realizado una crítica muy clara al PSC, al que ha reclamado un proyecto "claro, global, explícito, y un liderazgo que lo asuma". También ha pedido "voz propia" en el Congreso, "con lealtad al proyecto federal, pero con posición propia".
Vallès ha sido el único dirigente del PSC que se ha pronunciado de forma pública y oficial. Por su parte, Montilla, en una conversación informal con periodistas en el Parlament, ha rquitado importancia a la reflexión del conseller, y le ha recordado que su trabajo no es hacer análisis.
Tampoco Joan Herrera, secretario general de ICV, ha sido muy convincente en la defensa de la fórmula del tripartito, y simplemente ha dicho que Maragall "quizás se refería al cansancio de algún elector de izquierdas que no ha entendido que alguna política de alguna consejería no esté a la altura de un Govern de progreso".
Especialmente significativo ha resultado el silencio de Esquerra Republicana, porque fue la organización decisiva para la creación y la posterior reedición del tripartito. De todas formas, en los últimos tiempos, y pensando en las próximas elecciones, ERC se ha mostrado a favor de una cierta equidistancia entre CiU y el PSC.
El vicepresidente del Govern, Josep Lluís Carod-Rovira, de ERC, como Montilla, ha quitado hierro a la polémica, y ha enmarcado las palabras de Maragall en la precampaña electora. Carod ha reclamado prudencia en los discursos para evitar que los socios de gobierno "dañen" al tripartito. Desde su blog, Carod-Rovira ha pedido que los partidos hagan planteamientos "con ideas concretas y proyectos de futuro".
En cualquier caso, y a medida que se acerca el comienzo de la campaña electoral catalana, el tripartito está acentuando su descomposición, hasta el punto de que en algunos sectores se especula incluso con la posibilidad de un adelanto electoral, algo que Montilla siempre ha descartado.
