El compromiso del Gobierno español de celebrar una reunión entre Pedro Sánchez y Pere Aragonés -una foto al fin y alcabo- antes del veranos para retomar las relaciones tras la crisis del Catalangate supone, de hecho, el aplazamiento una vez más de la mesa de diálogo.
La siguiente reunión tenía que ser “a principios” de este años, según admitió la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, el 4 de enero en la primera rueda de prensa tras las vacaciones navideñas.
El 15 de febrero, en otra rueda de prensa tras la reunión del Govern, todavía insistía que era posible reunirse “a principios de año” a pesar del tiempo transcurrido.
Pedro Sánchez no atendió la solicitud ni con el Catalangate porque, con las malas perspectivas en las elecciones andaluzas, no era cuestión de dar agumentos a sus rivales electorales.
Y, tras el batacazo electoral en Andalucía, también consideran contraproducente en La Moncloa una reunión de la citada mesa. De hecho, envió al ministro de la presidencia, Félix Bolaños, a reunirse con su homóloga de Presidencia en la Generalitat, Laura Vilagra.
El ministro ha insistido en el diálogo y la reunión cordial pero en las fotos él aparece sonriente y Vilagrà con semblante serio. Además, la Generalitat sólo ha conseguido una reunión con Pedro Sánchez pero no la convocatoria formal de la “mesa de diálogo”.