El exdirector de El Mundo, Pedro J. Ramírez, explica en sus memorias (“Palabra de director”) que tras la fuga del director general de la Guardia Civil, Luis Roldán, el entonces vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, urdió un plan para asesinarlo. Roldán huyó de España a mediados de los 90 y provocó la caída del ministro del Interior, Antoni Asunción. Fue quizás uno de los casos de corrupción más sonados de la última etapa de Felipe González al frente del gobierno.
El periodista explica que Juan Alberto Belloch, que asumió las carteras de Justicia e Interior, “trataba de aprovechar la situación para ‘matar’ a González, porque, según me confesó, el vicepresidente Serra había urdido un plan para ‘matar’ al fugado Roldán. Si en los dos primeros casos era difícil discernir los límites de la metáfora, en este último el verbo había sido utilizado en sentido literal”.
“Belloch -continua- me había citado, a finales del año anterior, en su despacho del Palacio de Parcent y me había pedido ayuda para encontrar a Roldán.
—“Se trata de poner a un delincuente a disposición de la justicia... antes de que alguien se nos adelante y le mate”.
“Le pregunté a quién se refería y me contestó sin rodeos”.
—“Narcís Serra”.
“No moví un párpado -añade-, pero el corazón me dio un vuelco. El ministro del Interior me estaba diciendo que el vicepresidente estaba planeando asesinar al director de la Guardia Civil huido. Y cuando hablaba de Narcís Serra, hablaba, claro, del Cesid, los servicios secretos que manejaba desde que había sido ministro de Defensa y a través de los que supuestamente había obtenido los fondos para pagar el informe contra Mario Conde.”