El entonces presidente Torra lloró casi una decena de veces durante la pandemia cuando estaba confinado en la Casa de los Canónigos por haber dado positivo en covid y necesitó "apoyo psicológico", según explica él mismo en el libro "Las horas graves" (Símbolo Editores).
La primera vez fue el 18 de marzo -la pandemia había estallado sólo unos días antes- cuando confiesa que "lloro. Es la primera vez en tanto tiempo. Lloro en la cama". El miércoles 25 anota: "No puedo más. Subo a la habitación y me pongo a llorar". Incluso llama a uno de sus colaboradores, Pere Cardús, "y cuelgo porque no aguanto las lágrimas".
Al día siguiente "lloro desconsoladamente" y admite que "no puede ser. Estoy entrando en una depresión". Por la noche llama a casa y "tampoco soy capaz de tragarme las lágrimas". "Basta. Mañana llamo a la psicóloga. No puedo continuar así", añade.
El domingo 29 la llama y "no he hecho otra cosa que ponerme a llorar". Torra incluso llora el día antes cuando le llama el ex diputado de la CUP Antonio Baños "para darme ánimos".
El martes día 7 de abril, "me rompo, de nuevo. Hacía días que iba rozando el llanto" y el 15 "me deshago en llanto otra vez, pensando en tantos muertos, tanto dolor!". El 21 lo viene a ver un "psiquiatra del Clínico" y "le explico como puedo este mes que he pasado, los muertos, la responsabilidad, los errores que se han cometido".